Si, porque cuando una poetisa como Clementina exterioriza con pala-bras su microcosmos y conforma el camino laberíntico para explicar lo fugaz, lo silencioso, lo callado, aunque el sonido acentúe el valor de la emotividad sobre la reflexión es, para quien devela el enigma de la lec-tura, esa necesidad de situarse en su lugar para repetir, en lo posible, el proceso creador y su circunstancia, y de esta manera construir el desve-lado giro de su vida. Porque en ese laberinto el mundo se hace mundo gracias a sus sueños.
Su poesía serena y equilibrada se construye de tiempos, porque resume las poesías pasadas, las presentes y las abiertas al futuro. Y, la senti-mentalidad întima que la caracteriza se refleja en la selección de recur-sos de la lírica para hacer referencia al paisaje interior, ese que lucha contra las ataduras del pasado, contra el desencanto junto al escepticis-mo, para que la esperanza que siempre llevó atada a sus manos y bor-dada en su pecho no se separe de los sonidos del umbral de la almoha-da.
Y, si "la poesía consiste en apretar el sol hasta convertirlo en una mag-nolia", como expresa Pablo de Rokha, la calidez y el perfume de la me-táfora en su obra recorren el río desbordado de sus palabras.
La magnolia abrió sus pétalos perfumados. Los invito a aspirarla.
Stella Maris Gamba